Por restos y referencias escritas, conocemos la existencia de dos ermitas de procedencia alto-medieval.

Ermita de San Sebastián



Encontramos una referencia en el libro de Cabreo del archivo parroquial, a comienzos del siglo XVIII, al describir límites y extensión de una finca de labor que lindaba con la ermita ya desaparecida.

Aún perduran los cimientos, con algún residuo de lienzo de pared, de un pequeño edificio de forma rectangular, de 15 m de largo por 7'5 m de ancho, y con el vano de una puerta abierta al sur. Situada en la misma pradera de la ermita actual, a unos 350 m al sur, es probable que los elementos de su construcción hayan sido empleados en la construcción de la nueva ermita.

La devoción a este santo francés está muy arraigada en la zona nordeste de la provincia de Soria, y muchas veces va unida a la de San Roque. En Trébago se canta al son de jota este estribillo:

San Roque y San Sebastián

debajo de una piedra están.

El uno come queso,

y el otro come pan.

Ermita del Apóstol Santiago El Mayor



Ubicada en el Cerro Santiago, paso de peregrinación procedente de Navarra, Zaragoza y Soria hacia la villa de Jubera (en La Rioja).

Teníamos noticias de su existencia a través de la tradición oral presente en los habitantes de Trébago, que ubican la ermita en una actual finca de labor. Igualmente se conocía la existencia de las cruces del calvario, hasta su final en la base del Cerro Santiago, a un centenar de metros de la ermita.

Hay cimientos correspondientes a la ermita, así como restos de los muros norte y oeste sepultados bajo escombros. Igualmente tejas, cerámica, y tres o cuatro eslabones de cadena de bronce, de las que sostienen las lámparas de las iglesias y ermitas.


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Restos ermita

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